Flora, el modelo tradicional de niña a imitar por todas

Flora, el modelo tradicional de niña a imitar por todas

Flora es quizá el libro de lectura más conocido dedicado a la educación de las niñas desde 1881, fecha de la primera edición, hasta mediados del siglo XX (la última edición fue en 1954). En 1888 fue aprobada como libro de texto para las escuelas.

Pilar Pascual (Cartagena, Murcia, 1827, Barcelona, 1899), la autora, fue maestra y escritora y lo escribió por encargo de Faustino Paluzíe, editor, quien consideró conveniente contar con un manual para ayudar a la buena educación de las niñas, a semejanza del Juanito, de Parravicini, libro que había tenido gran éxito entre los niños desde su publicación en 1838. Pilar Pascual defendía la educación tradicional de las niñas, pero intentando promover y dignificar el modelo de mujer útil centrada en su casa y su familia, y el papel social de las maestras (defendió, por ejemplo, la equiparación de sueldo entre maestros y maestras). Además de Flora, publicó otros manuales escolares para niñas y libros de pedagogía, algo de poesía y diversos artículos de opinión. Sus obras recibieron diversos premios y su labor docente también fue muy reconocida. En 1889, doce de sus obras ya habían sido aprobadas como texto para las escuelas.

Flora es una niña de clase media “ilustrada”, una familia de “orden”; el abuelo era militar retirado y el padre abogado; vivía con sus padres y sus abuelos paternos. La autora va describiendo la vida de Flora “desde la más tierna infancia, no se separa ya de ella hasta dejarla casada y en perfecta disposición de ser tan buena esposa y madre como ha sido excelente hija”. Refleja tópicos acerca de las clases populares que reflejan el sentido paternalista propio de la época.

El libro se divide en tres partes, Flora párvula, Flora niña y Flora adolescente, que giran en torno a sus vivencias; contiene ilustraciones que representan escenas que se describen en el texto o que muestran lo que se está explicando, siendo la mayoría de Historia natural (elefante, abeja, cascada, volcán, barómetro, la Luna…). A medida que se avanza en el texto, va disminuyendo el tamaño de la letra, algo que era muy común en libros de lectura que podían acompañar a las niñas durante muchos años. Hay numerosas palabras señaladas con asterisco que aparecen en un amplio glosario al final del libro.

Las características principales de Flora eran la bondad, obediencia, prudencia, humildad e inocencia. A lo largo de la obra se ve cómo va desarrollando virtudes y conductas siguiendo las enseñanzas que su madre y su abuela le ofrecen en todas las ocasiones que se presentan. El padre también aparece como educador, pero se centra más en las cuestiones intelectuales que se consideraban imprescindibles para una niña de su época.

Es, sobre todo, un libro de educación moral que presenta a Flora como el modelo de niña que todas deberían imitar en unos años en que ya despuntaban otros planteamientos que posibilitaban nuevas formas de vida.

Carmen Sanchidrián Blanco