Una apuesta por la enseñanza graduada

El proceso de construcción y puesta en marcha del grupo escolar «Bergamín», primero de su categoría en Málaga, se inicia el 4 de abril de 1913. La iniciativa parte de la coalición republicano-socialista, que en esos momentos gobierna en mayoría, aunque a dicha iniciativa se adhieren inmediatamente las restantes fuerzas políticas con representación municipal. A este ambicioso proyecto también se une la recién creada Delegación regia de Primera enseñanza (1909), al frente de la cual se encuentra el escritor Narciso Díaz Escovar, y las gestiones desde Madrid del diputado republicano por Málaga Pedro Gómez Chaix. Pero el impulso definitivo viene del ministro malagueño de Instrucción pública Francisco Bergamín.

El argumento que esgrimen para justificar la construcción del grupo escolar es el de la falta de condiciones higiénicas y pedagógicas de la mayoría de los locales destinados a escuelas, asunto especialmente sangrante en el ámbito malagueño  y muy criticado por la opinión pública en general. En ese sentido, el citado Díaz Escovar  denuncia que «Málaga carece de grupos escolares y los edificios destinados a la enseñanza son, por lo regular, pequeños, de malas condiciones y sin ninguno de los requisitos que la pedagogía moderna señala»(1 de junio de 1915).

La Comisión de Obras Públicas del ayuntamiento propone la compra de dos solares en la calle Del Campillo (barrio de La Trinidad) :

«… aceptando desde luego el precio de 3 pesetas por metro cuadrado libre de todo censo y gravamen y previa medición por el Sr. Arquitecto también se propone que de aceptarse el informe pasen los títulos al Sr. Abogado consultor para que este manifieste si se encuentran libres de toda carga […] El ayuntamiento por unanimidad aprobó el informe que antecede» (Actas de Sesiones, t. 311, 11 de julio de 1913).

Solucionado el problema de los terrenos, la mencionada Comisión somete a aprobación el proyecto de construcción, haciendo constar:

«que el contratista sólo ha de percibir del Ayuntamiento, durante el próximo año de 1914 treinta mil pesetas, independientemente de la subvención del Estado, y con lo que corresponda al Ayuntamiento, debiendo satisfacer, además éste último por su participación cuanto proceda en concepto de intereses a razón del 4 por ciento anual de las certificaciones de obras que se hayan realizado y no se paguen a su debido tiempo por la corporación …» (Actas de Sesiones, t. 311, 19 de julio de 1913).

El citado informe viene aprobado por el R. D. de 23 de octubre de 1.914 y se concede, en concepto de subvención, el 25% del importe total (239.965’25 ptas.), distribuyéndolo de la siguiente manera: 5.091 pts. para lo que queda de año, 15.900 con cargo a 1915, 19.000 ptas. para 1916 y 20.00 ptas. En  1917 (Actas de Sesiones, t. 312, 30 de octubre de 1914.).

La colocación de la primera piedra (24 de enero de 1915) la anuncia el diario El Popular  de este modo:

«Esta tarde, a las dos y media, se llevará a cabo por el alcalde accidental, D. Diego Martín Rodríguez, el acto solemne de colocar la primera piedra para la construcción de un grupo escolar, primero de los varios que el ayuntamiento proyecta construir en nuestra ciudad» (Anónimo. “El grupo escolar”. El Popular, 24 de enero de 1915, p. 1).

En el proyecto de obra publicado en el decreto de 26 de octubre de 1914 se especifica “que el edificio proyectado comprende ocho secciones de cuarenta y cinco plazas cada una, es decir, para trescientos sesenta escolares; el solar se encuentra situado en la calle Del Campillo, justo en la parte más elevada del barrio de La Trinidad, donde termina el casco urbano, a las puertas del campo y con una extensión de 4.600 m2; la planta del edificio ocupa 1.250’56 m2 y 56 m2 la casa del conserje con la fachada principal orientada al este; consta de planta baja de 4’50 m. de altura, elevada un metro sobre la rasante del solar, y de planta principal de 4’40 m. de elevación; en la planta primera se ubica un porche que cubre la entrada principal, el vestíbulo, oficinas para el conserje, despacho para el director, sala de profesores, cuatro clases, amplias galerías con lavabos, gran comedor, despensa, cocina, retretes, urinarios y baños de tinas y duchas; en la planta principal se distribuyen cuatro clases, biblioteca, museo, comedor, enfermería, retretes, urinarios y lavabos; las clases dotadas de ventilación permanente natural por chimeneas ventiladoras situadas en los ángulos opuestos, los ángulos redondeados, las paredes y techos estucados, el pavimento de linóleum, luz unilateral, ventanas de grandes dimensiones cerradas con vidrieras y persianas enrolladas; el edificio se emplaza en el centro del solar, rodeado de jardines y limitado por una verja de hierro sobre un zócalo de fábrica” (El Popular, 24 de enero de 1915, p. 1).

Las obras comienzan a primeros de marzo de 1915 y donde sí hay consenso es en la adjudicación del nombre:

«Se dio lectura a una solicitud de Don Francisco Lucena, Maestro de una escuela Nacional, pidiendo se dé el nombre de Don Francisco Bergamín al grupo escolar, en atención a los innumerables servicios que a la cultura de Málaga tiene prestadas tan ilustre malagueño (…).

El Ayuntamiento, con el voto en contra del Sr. Caracuel, acordó dar al grupo escolar el nombre de tan ilustre malagueño» (Actas de Sesiones, t. 314, 11 de febrero de 1916).

La Dirección General de primera enseñanza comunica que las escuelas que constituyen el «Bergamín» tienen que funcionar como graduadas, bajo la dirección del maestro nacional José Molina Palomo, con remuneración anual de 4.000 ptas. (Actas de Sesiones, t. 315, 5 de diciembre de 1916), y, por fin, la Comisión de Obras públicas  informa en la sesión de 11 de mayo de 1917 que las obras de construcción en el grupo «Bergamín» han concluido, y que por consiguiente puede efectuarse su apertura al iniciarse el próximo curso escolar (1917-1918).

En la prensa local se hace eco de esta noticia: “Ayer tarde a las cuatro, tuvo efecto el acto de celebrar la terminación de las obras mayores del grupo escolar que se está construyendo en el Campillo” y se amplía la información sobre las peculiaridades del nuevo edificio:

“Consta de ocho clases: cuatro en la planta baja y cuatro en el piso principal.
Cada una de las salas tiene 66 metros de superficie y cuenta con grandes ventanales que dan a la fachada.
En ambos cuerpos de edificio hay amplios corredores de 120 metros de longitud.
Los retretes, cuartos de baño y urinarios están divididos en ocho grupos.
La cocina tiene amplitud considerable y está situada en la planta baja.
En la principal se hallan la Biblioteca y el Museo.
A estas dependencias dan acceso amplias galerías de tres metros de ancho por treinta y cuatro de longitud.
Las clases serán entarimadas y cubiertas de «linoleum».
El suelo de las galerías será de mármol artificial.
En la fachada principal se colocará un reloj de gran tamaño.
La sala de Profesores y el despacho del Director se instalarán en la planta baja.
En ella existe un gran vestíbulo que da acceso a la escalera.
Separado del grupo se encuentra un pabellón destinado a oficina de la Delegación Regia y la Inspección de primera Enseñanza.
Rodeando al edificio y dedicado a jardines y campo de recreo existe una faja de terrenos de unos 20 metros.
Dos patios centrales de 60 metros de superficie dan luz a las galerías”
(Anónimo. “En el Campillo. El grupo escolar”. El Popular, 28 de enero de 1916).

Estas magníficas instalaciones suponen un revulsivo para dignificar la educación pública malagueña. Significa una apuesta decidida por la graduación de la enseñanza primaria y una cierta apertura hacia modelos pedagógicos algo más actuales como fomento de la gimnasia, jardines escolares… También se fomentan iniciativas educativo-sociales como comedores infantiles y roperos escolares. Dentro de esta dimensión social surge la asociación de antiguos alumnos “Los amigos del grupo escolar Bergamín” con la intención de: “b) Inspirar a los socios las excelencias de la virtud del ahorro… c) Infiltrar en su corazón el amor al prójimo, mediante socorros mutuos d) Educarlos en los sentimientos delicados de protección a los animales y platas útiles. e) Predicar la templanza, combatiendo todos los vicios que rebajan la naturaleza humana” (Reglamento, 1936).

La opinión pública muestra su complacencia ante la puesta en marcha del grupo, aunque por desgracia pronto comienzan a surgir los problemas de escasez de agua, retraso en la dotación de material escolar, falta de mobiliario…. Por ello, no es de extrañar que la descripción que hace Luis BELLO, años más tarde, de este centro sea bastante pesimista.

«Aquí no se escatimó nada en la construcción. Las salas son amplísimas, las galerías equivalen a patios cubiertos. Luz, orden y limpieza. Por desgracia, falta agua, y esa deficiencia se nota demasiado. El Museo Pedagógico y la Biblioteca no son sino dos rótulos a la puerta de dos habitaciones vacías. La impresión que recibimos es ésta: jaula muy grande para pájaro muy pequeño» (Bello, L., 1927, p 130).

Concluyendo, no hay duda de que la política educativa malagueña de estos momentos está impregnada de aquellas voces que defienden el poder regeneracionista de la enseñanza graduada, pero con la construcción del grupo escolar «Bergamín»  y la actividad municipal en favor de la enseñanza se intenta, sobre todo, romper con la imagen que se tiene de Málaga como la «ciudad más analfabeta de España». Por ello, cuando en 1922 un diario madrileño sigue insistiendo en la descalificación anterior, no es de extrañar que surja la indignación entre los ediles malagueños y salgan al paso manifestando que la declaración anterior se basa en el censo de 1910:

«en cuya fecha existían en Málaga 22 escuelas elementales, dos superiores y una de Párvulos, con un censo escolar de 1500 niños, mientras que en el año actual [se refieren a 1922] existen 115 escuelas con una asistencia de más de 6000 niños» (Actas de Sesiones, t. 321, 10 de noviembre de 1922).

Desgraciadamente, pese a estas mejoras, la escolarización plena de los malagueños de la capital es algo que todavía entra en el terreno de lo utópico, piénsese que, por ejemplo, con todas las escuelas publicas existentes en 1930 (120) sólo hay capacidad para unos 7000 alumnos, en tanto que la población escolar en estos momentos es de 18811 personas, y sin posibilidades de que la iniciativa privada pueda minimizar el problema.

Francisco Martín Zúñiga

Es profesor titular de Universidad de Málaga del área de Teoría e Historia de la Educación desde 1993. Durante ese periodo ha impartido docencia en las asignaturas de Historia de la Educación, Historia de la Educación Social e Historia de la Escuela.

Sus principales líneas de investigación son la historia de la escuela y de la educación en la España contemporánea, sin olvidar el ámbito andaluz. Además, es autor de varios libros y artículos, y cuenta con más de quince años de experiencia de investigador en proyectos del Plan Nacional Investigación.