Tabla Periódica MAE

La tabla periódica

La tabla periódica es uno de los iconos más reconocibles de la ciencia.  Se considera la piedra Rosetta de la naturaleza, ya que permite organizar los componentes básicos de la materia, inferir sus propiedades y predecir sus interacciones.

El 17 de febrero de 1869, Dimitri Mendeleev publicó el primer boceto de la tabla en el que distribuyó los 63 elementos conocidos, dejó huecos y se atrevió a predecir las propiedades que presentarían los elementos que los ocuparían.

El desarrollo de la tabla periódica es uno de los grandes avances científicos del siglo XIX y que todavía continúa en evolución. La idea de que la diversidad química se podía explicar de forma sistemática se asocia fundamentalmente a Dimitri Mendeleev y a Lothar Meyer, aunque hay muchos más rostros tras esta conquista.

Pero la tabla es mucho más, nos permite ver cómo funciona la ciencia, la importancia del contexto social, político y económico en el que se desarrolla y las personas que contribuyen a su avance.

La tabla del MAE es una rareza. En la casilla 99 aparece un elemento de símbolo An, lo que chocará a cualquier alumno que visite el museo.

La historia que esconde esta casilla es fascinante.

La síntesis de los elementos 99 y 100 se produjo en 1952, durante la detonación de la primera bomba termonuclear de la historia.  La autoría del descubrimiento fue compartida por científicos de los distintos laboratorios que estudiaron los restos de la explosión. En 1955, en el Congreso de Átomos por la Paz se propusieron los nombres de Einstenio (Es) y Fermio (Fm) en honor a Einstein y Fermi, dos científicos nacionalizados americanos, pero nacidos en países que había luchado contra EEUU (Alemania e Italia), trasmitiendo así un mensaje de esperanza.

Entonces, ¿cuál es el origen del An?

En 1950, el físico norteamericano, Luis Walter Álvarez, impartió una conferencia en Oxford en la que sugirió la posibilidad de que los elementos 99 y 100 pudieran ser sintetizados mediante una serie de reacciones. La noticia publicada por la prensa española, francesa y rusa señalaba que Álvarez había descubierto estos elementos. Rápidamente empezaron a circular propuestas para nombrarlos, entre ellos centurium (Ct) para el 100 y athenium (An) por Atenas, la capital de Grecia donde la idea del átomo como pieza fundamental de la materia había surgido.

Carmen Guerra

  • DIMENSIONES: 115 x 80 cm
  • MATERIAL / SOPORTE: Lona serigrafiada y plastificada, madera
  • CONTEXTO CULTURAL: Década de 1950
  • AUTORÍA: DR. TE NEUES AND COMPANY