Pizarras y pizarrines

Pizarras y pizarrines

Los pizarrines, pequeñas pizarras individuales con un marco, han estado presentes en las escuelas durante siglos. No se puede decir con exactitud cuándo empezaron a utilizarse, pero se cree que en la Edad Media ya eran empleadas. Hay un famoso cuadro pintado en torno a 1495 atribuido a Jacopo de Barbari donde aparece retratado Luca Pacioli, un matemático renacentista que, entre sus útiles de trabajo, tenía un pizarrín.

Su uso masivo va unido al establecimiento de la escolaridad obligatoria, en España en 1838, dado que era un objeto mucho más barato que el papel y, además, reutilizable. En las escuelas había una pizarra grande que podían ver todos los niños, e, igualmente, cada uno tenía un pizarrín, sobre todo en los primeros años de escolaridad, hasta que empezaron a ser sustituidos de forma generalizada por cuadernos, hacia 1950.

Los pizarrines más habituales eran un trozo de pizarra con un marco de madera donde se solía poner el nombre del dueño. Ese marco tenía un agujero donde se ataba (con o sin un cordel) un trapito con el que los niños borraban la pizarra tras haber escupido en ella para facilitar la tarea. El Centro de Documentación y Orientación Didáctica de Enseñanza Primaria en 1967, cuando ya era raro su uso, recomendaba que se desterraran de las escuelas por razones higiénicas y pedagógicas.

El maestro o la maestra ponían las cuentas o las palabras en la pizarra de la clase y cada alumno debía copiarlas en la suya y resolverlas en el caso de las operaciones. En otras ocasiones eran los alumnos mayores de las escuelas unitarias los que «ponían las cuentas» a los más pequeños en sus pizarritas y luego se las corregían para ayudar a los maestros. A veces llevaban en la pizarra las cuentas que debían hacer en casa y, en ese caso, debían tener cuidado para que no se borraran en el camino.

En ellas los niños escribían sus primeras palabras, hacían las primeras cuentas y dibujaban. Podían usarse por ambas caras. Los fabricantes de material escolar las incluían en sus catálogos (Calleja, Hernando, Magisterio Español, etcétera). Para escribir en ellas se utilizaban los pizarrines (solía usarse el mismo nombre para denominar tanto a la pizarra individual como a lo utilizado para escribir en ellas), blandos, llamados de manteca, o duros, que eran barritas hechas de pizarra, yeso o tiza. Podían afilarse y se rompían fácilmente cuando se caían al suelo.

Además de ser utilizadas como material escolar, algunos adultos empleaban pizarrines para hacer anotaciones o cálculos, es decir, como sustitutos del papel.

Carmen Sanchidrián

  • DIMENSIONES: 15 x 20 cm aproximadamente
  • MATERIAL / SOPORTE: Pizarra con marco de madera
  • CONTEXTO CULTURAL: 1840-1950
  • AUTORÍA: Desconocida