La institución se encuentra en el municipio cordobés de Cabra

El 29 de enero de 1679 fallecía el licenciado y presbítero don Luis de Aguilar y Eslava, que dejó escrito en su testamento que, con sus bienes se fundara un colegio seglar de Artes y Teología. Para la ejecución de tan noble y filantrópico fin se estableció que hubiera una Junta de patronos y señaló para el sostenimiento del colegio una renta anual y bienes suficientes para labrar un edificio con iglesia y demás dependencias necesarias.

Descartado un primer emplazamiento en las casas del fundador, la primera Junta de su Patronato, después de desestimar varios proyectos, acordó en 1689 la compra de un edificio para la instalación del nuevo colegio. Sería la denominada «Casa Grande» propiedad en esa fecha de la Condesa de Cabra.

La «Casa Grande», junto a la antigua Ermita de Santa Ana, era el único edificio importante en esta zona de Cabra en el siglo XVI. La habría mandado construir a finales de siglo don Luis Fernández de Córdoba y Aragón, VIII Conde de Cabra, quien a su vez la vendería en 1612 al doctor D. Gerónimo de Leyva, junto con un solar, bodegas y sótanos que aún se conservan. A la muerte del Conde de Cabra, que murió sin descendencia, su mujer pensó que el mejor destino del edificio sería la instalación de un convento de monjas. Pero el 23 de noviembre de 1689, el administrador Lorenzo de Mier Porres y Mardones, en nombre la Condesa de Cabra, la venderá a D. Juan Andrés de Aguilar y Aranda, administrador y patrono de la Fundación de Aguilar y Eslava, por el precio de 3.000 ducados.

De aquel edificio barroco destaca la portada de su puerta principal realizada en el conocido «mármol rojo de Cabra«, caliza nodulosa extraída de su sierra y en mármol o jaspe negro de la zona de Carcabuey-Rute. Sobria en su diseño es de vano adintelado con un orden de cuatro columnas pareadas y balcón superior con frontón partido y curvo flanqueado por blasones posteriores de la casa de Aguilar y Aranda que, junto al remate de hornacina con la talla en piedra de la Inmaculada Concepción, son aportaciones realizadas en el año 1694 por la propia Fundación de Aguilar y Eslava. Su construcción data de 1613, es obra del maestro de cantería Luis González Bailén, y está considerada uno de los principales exponentes de arquitectura civil en piedra de nuestra ciudad y una de las obras más significativas de la aportación de los mármoles polícromos egabrenses al barroco en Andalucía.

En cuanto a su historia educativa, en 1685, se obtuvo licencia para la erección del colegio titulado de la Purísima Concepción por Real Cédula del Supremo Consejo de Castilla. Y cubiertas de forma práctica las plazas de docentes por unas oposiciones a Cátedras, se abrió este Real Colegio el día 17 de noviembre de 1692, iniciándose así su actividad académica.

De 1700 son sus Constituciones, reglamento por el cual se regiría la vida del centro durante muchos años. Y en 1777, Carlos III por Real Cédula lo incorpora como Real Colegio de Estudios Mayores a la Universidad Imperial de Granada, que suponía que los estudios realizados en el centro sirvieran para la obtención de grados académicos en todas las universidades del reino. En cuanto a mejoras realizadas en el edificio del Real Colegio, hay que citar la ampliación con la compra de tres casas y un corral, colindantes entre 1767 y 1818. En 1819, se construyó la crujía de la calle Santa Ana con su prolongación de más de 40 metros que supuso un desahogo considerable para el colegio, que pudo admitir mayor número de colegiales internos.

Desafortunadamente durante el reinado de Fernando VII, la educación sufriría un retroceso importante en España. En 1823, se ordena por decreto el cierre del Real Colegio de Estudios Mayores de Cabra, que sufrió además la represión fernandina. Con la amenaza de que sus bienes quedaran enajenados y después de innumerables gestiones, contando con el informe de la Real Chancillería de Granada, que calificaba de «despojo de la propiedad el arrancar de Cabra un colegio mandado crear para sus naturales y poblaciones cercanas…», en 1828 se reabrirá reconvertido en Real Colegio de Humanidades.

A la muerte del rey «malquerido» e iniciada la «década liberal», en 1836, la reina regente María Cristina, «persuadida de la necesidad de dar a la enseñanza la dirección que exigían las luces del siglo» firmaría el Real Decreto del Plan General de Instrucción Pública que presentado por el Duque de Rivas regula la enseñanza en tres grados: primaria, secundaria y superior.

En 1843, con la mayoría de edad de Isabel II, se abrió un nuevo período en la historia de España. En el terreno educativo se aprueba, en 1845, el Plan General de Estudios (llamado Plan Pidal), que regula la enseñanza secundaria y que es considerado como el nacimiento de los institutos, de los que derivan, tras una vida llena de cambios, azares y avatares, nuestros actuales centros.

El 24 de febrero de 1847 por Real Orden de S.M. la reina Isabel II, llega la transformación del antiguo Real Colegio de Cabra en Instituto de Segunda Enseñanza. Tal como refiere Gil de Zarate, el Instituto de Cabra sería en aquella época uno de los cuatro locales (junto a Algeciras, Figueras y Osuna) frente a 34 situados en capitales provinciales y 11 agregados a las universidades.

En 1857, como consecuencia de la Ley Moyano al Instituto de Cabra se le faculta para otorgar títulos de Bachiller. Y como señala D. Manuel Vargas y Alcalde, las grandes reformas que cambiarían la faz de este edificio se sucedieron a raíz de su transformación en Instituto.

De 1863 a 1875, se llevaron a cabo importantes obras: como el embaldosado del vestíbulo, el patio de columnas y su claustro con piedra cipia o jaspón, se sustituyó la puerta de entrada por la actual, se reconstruyó la escalera principal con finos jaspes, se pintó la bóveda de la misma y se reformó el tejado que la cubre, se cerraron con puertas de cristal los 12 grandes arcos del claustro principal y se colocó la puerta de entrada de rejería.

Siendo director D. Luis Herrera y Robles (18751886), se construye la fachada de la calle del Instituto (hoy Pepita Jiménez) con grandes ventanales y rejas de forma que se podía ver a través de ellos el Jardín Botánico, que amplió sobre el solar de parte de dos casas contiguas compradas al efecto. Se derribó el cuerpo ruinoso destinado a secretaría que se trasladó a las dependencias que siempre había ocupado la cocina. Se cambiaron los suelos de todo el piso principal y crujía baja, tanto en habitaciones como como galerías reemplazando el pavimento antiguo de yeso por un nuevo suelo (más de 800 m2) de baldosas blancas y rojas procedentes de la Cartuja de Sevilla. Y además se levantó un nuevo cuerpo arquitectónico para comedor (planta baja), gabinetes de Física, Química e Historia Natural (planta primera) y dormitorios para colegiales en planta segunda en la parte del edifico que daba a la calle Santa Ana.

En 1870, el Instituto de Cabra se eleva a la categoría de Instituto de 1ª clase, a la misma categoría que los de Madrid se dice en las actas. En 1877, el rey Alfonso XII lo declara Instituto Provincial, incorporándose al mismo, alumnos de los colegios de los pueblos limítrofes.

Tres personalidades se encuentran a finales del siglo XIX, volcadas en la defensa y mejora del Instituto-Colegio de Cabra: D. Juan Valera y Alcalá-Galiano, durante su época de Consejero de Instrucción Pública; D. Martín Belda y Mencía del Barrio, como ministro de Marina, presidente del Congreso de los Diputados y gobernador del Banco de España; y D. Juan Ulloa y Valera, que llegó a ser secretario general de Hacienda. Ellos son exponentes de la tradicional vinculación de personalidades y de antiguos alumnos de este Instituto-Colegio y su compromiso personal por su mejora y defensa.

A lo largo del último tercio del siglo XIX, el Instituto de Cabra se consolida como institución solvente y de prestigio, de los 63 institutos existentes en España (1873) solo 25 tienen mayor número de alumnos.

El siglo XX se iniciaría con la creación del Ministerio de Instrucción Pública y BB.AA. y el titular de la nueva cartera, el Conde de Romanones, dispondrá el cambio de denominación de los institutos de forma que pasaría a llamarse Instituto General y Técnico de Cabra. Y posteriormente en 1921, a propuesta de D. Juan Carandell y Pericay, catedrático de Historia Natural, y refrendado por su claustro como Instituto de Aguilar y Eslava.

En 1922, se recibió la visita del entonces ministro Instrucción Pública, Tomás Montejo y Rica, quien afirmó que este Instituto era «uno de los primeros sino el primero de España«. En esta primera mitad de siglo XX se siguen las mejoras y ampliaciones del edificio, se construye la segunda planta sobre la antigua dirección como galería de internos.

En el curso 19121913, se decora el Patio de Cristales con azulejos polícromos en cuerda seca de lazería árabe obra del ceramista trianero Manuel Ramos Rejano y se reforma interiormente las paredes del patio dándole la misma altura.

En diciembre de 1931, bajo la dirección de Ángel Cruz Rueda, que sucedería al reconocido D. Manuel González Menesesm se instalará la vidriera de este Patio de Cristales obra de Hermanos Maumejean y se colocan las barandas existentes en los intercolumnios del piso principal.

La apertura del curso 19321933 fue especialmente importante porque se realizó con la presidencia del presidente de la República Española, D. Niceto Alcalá-Zamora, a quien acompañaba el ministro Fernando de los Ríos.

Después de la guerra civil, el instituto Aguilar y Eslava recuperaría su vitalidad, llegando a tener siete secciones delegadas, cuatro colegios libres adoptados y tres colegios reconocidos, que lo convertían en principal centro de enseñanza del Sur de Córdoba.

Y a partir de los años 60, las antiguas secciones delegadas se transformarán en nuevos institutos lo que conllevará un descenso significativo de alumnos. En 1973, se cierra el internado del Real Colegio y se reforma la parte del edificio que ocupaba. Con aquella reforma de los años 70 desaparecía el viejo colegio con sus dependencias (comedores, cocinas, almacenes…), desaparecía la Capilla, los dormitorios, salas de estudios y demás dependencias colegiales que se convirtieron en nuevas aulas o en desvanes que fueron degradándose de forma importante con el paso de los años.

La memoria de actividades y de gestión económica de 1974 la recoge así: «El edificio del Real Colegio está ocupado en más de su mitad por el Instituto Nacional de Bachillerato de Cabra; en virtud de cesión del uso al estado por el Patronato cuando se creó el Instituto nacional de Enseñanza media…».

Y en el último tercio de siglo XX, pasó al ámbito educativo de la Comunidad Autónoma de Andalucía, donde actualmente se integra como Instituto de Educación Secundaria.

La mayoría de las intervenciones arquitectónicas de esos años se limitaron a obras de mantenimiento. A principios de los 90, se planteó la necesidad remodelar el centro; comenzaba el debate a nivel administrativo y político sobre la necesidad de su reforma, ampliación, incluso de su desaparición. Afortunadamente, la administración educativa, con el concurso de autoridades locales, la fundación Aguilar y Eslava y su comunidad educativa, finalmente apostó por su remodelación y reforma.

En 2007, Fundación Aguilar y Eslava hizo realidad uno de sus más ansiados proyectos, la creación del Museo Aguilar y Eslava, inscrito de forma definitiva en el Registro de Museo de Andalucía con el código de inscripción: 074-C-020. Y a finales de 2012, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, acometería unas importantes obras de adaptación y reforma del Instituto de Educación Secundaria Aguilar y Eslava, pero respetando sus dependencias históricas.

En 2019, la Fundación Aguilar y Eslava y con ella el actual Instituto que lleva su nombre, recibieron la Medalla de Oro de Andalucía, un reconocimiento que supone el colofón a todos estos años de esfuerzo por recuperar su presencia, memoria y el patrimonio histórico educativo atesorado en sus más de 340 años de historia.

Bibliografía recomendada

  • ALBORNOZ PORTOCARRERO, Nicolás: Historia de la Ciudad de Cabra. Tip. Fontaner. Madrid, 1909.
  • CALVO POYATO, Carmen: Mi precioso y veterano Instituto. En “Participación Educativa” Revista del Consejo Escolar del Estado, nº 17. Ministerio de Educación. Madrid, 2011.
  • CARANDELL Y PERICAY, Juan: Instituciones modelo: Instituto de Aguilar y Eslava. Imprenta Sucesores de Hernando. Madrid, 1924.
  • CASAS SÁNCHEZ, José Luis: Recuerdo estudiantil de un museo de Historia natural – la colección del Instituto Aguilar y Eslava. En “MUS-A Revista de los museos de Andalucía”, nº 5. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. Sevilla, 2005.
  • CATALOGO HISTÓRICO, ARTÍSTICO Y MONUMENTAL DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA. Diputación de Córdoba. Córdoba, 1983.
  • GARCÍA GARCÍA, Julián: Real Colegio de la Purísima Concepción e Instituto Aguilar y Eslava. Cuadernos Egabrenses, nº 6. Ayuntamiento de Cabra. Cabra, 1993.
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  • GIL DE ZARATE, Antonio: De la Instrucción Pública. Edición facsímil de 1855. Ed. Pentalfa. Madrid, 1995.
  • GUZMÁN MORAL, Salvador: El patrimonio histórico educativo en los centros escolares: Instituto-Fundación Aguilar y Eslava de Cabra (Córdoba). En “Participación Educativa” Revista del Consejo Escolar del Estado, nº 7. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 2008.
  • HERRERA GARCÍA, Anonio (Coord.): Actas encuentro Hesperides “150 aniversario de la creación de las Enseñanzas Medias en Andalucía (1845-1995)”. Cabra 21 de octubre, 1995. Edita Asociación de profesores de historia de Andalucía HESPERIDES. Sevilla, 1995.
  • RUBIO SÁNCHEZ, Soledad: Historia del Real Colegio de Estudios Mayores de la Purísima Concepción de Cabra (Córdoba). 1679-1847. Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Serie Filosofía y Letras, nº 6. Sevilla, 1970.
  • Rutas del Patrimonio Educativo Andaluz: INSTITUTOS CON HISTORIA: I.E.S. Aguilar y Eslava, Cabra (Córdoba). Documento de internet disponible en: http://agrega.juntadeandalucia.es/repositorio/16052016/1d/es-an_2016051611_9093024/09/pdf/ies.pdf.
  • VARGAS Y ALVALDE, Manuel. Reseña Histórica del Real Colegio de Estudios Mayores de la Purísima Concepción, fundado en Cabra por el Licenciado don Luis de Aguilar y Eslava, Pbro., y de su Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de la misma Ciudad. Sevilla, 1879.

Salvador Guzmán Moral

Es Licenciado en Bellas Artes, especialista en conservación y restauración de obras pictóricas y escultóricas, y Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Ha sido socio fundador y vicepresidente de la «Asociación Profesional de Especialistas en Conservación y Restauración de Obras Pictóricas y Escultóricas para la Defensa del Patrimonio Andaluz» (ARPPA); socio fundador y secretario de la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos (ANPDPIH) de 2010 a 2012. Actualmente es profesor de Secundaria en el área de Dibujo y director del IES Aguilar y Eslava de Cabra, presidente de la Fundación Aguilar y Eslava y director del Museo Aguilar y Eslava, y patrono fundador de la Fundación Puerta de América de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).