Del colegio de la Compañía de Jesús hasta las escuelas profesionales de la Sagrada Familia (Safa) y Centro Universitario Sagrada Familia de Úbeda

La presencia de la Compañía de Jesús en Úbeda (Jaén) se remonta hasta el año 1573 cuando doña Luisa de Mendoza y Carrillo (mujer de don Juan Velázquez de Molina y Salazar -secretario del rey Felipe II- e hija del VII conde de Priego) donó a los Jesuitas un huerto con casa y capilla que abasteció con alhajas y todo lo necesario, más 26.000 maravedíes de juro sobre las rentas reales de Úbeda y 10.000 maravedíes sobre los de Porcuna. En 1582, comenzó la mediación del obispo de Jaén (don Francisco Sarmiento de Mendoza) quien deseaba ver fundado un colegio de la Compañía de Jesús en Úbeda. El obispo solicitó a la cofradía de Santa Catalina que cediese la ermita, el cementerio y una casa por ser el lugar propicio para fundar un colegio, aunque el proceso estuvo salpicado por diversos problemas y disputas. El ansiado colegio no se fundó hasta 1593 al carecer la compañía de las rentas necesarias para ello, aunque la solución llegó gracias a una serie de donaciones. El colegio y la ermita estaban situados en la confluencia de las calles Real y Compañía. En 1599 se emprendió la construcción de una nueva Iglesia que no finalizó hasta 1618. La labor educativa de la Compañía en Úbeda estuvo vigente hasta 1767, año en que Carlos III expulsó a los Jesuitas de todo el reino de España y confiscó todos los bienes que la Compañía poseía.

En 1940, el jesuita Rafael Villoslada Peula (1900-1985) creó las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. Esta institución nació un año después de que finalizase la Guerra Civil en un contexto de autarquía, pobreza, hambruna, mortalidad infantil, con una industria atrasada, con escasez de profesores y maestros debido a los expedientes de depuración del magisterio español, etc. “La provincia andaluza con mayor cantidad de analfabetos y también la primera de España a éste respecto era la de Jaén, con un promedio que superaba el doble de la cifra media nacional” (Capelo, 1963, p. 193, citado en Bermudo de la Rosa, 1996, p. 3). Teniendo en cuenta este contexto, el padre Villoslada crea esta institución (instaurándose los primeros centros en la provincia de Jaén: Alcalá la Real, Villanueva del Arzobispo, Úbeda, Andújar, Villacarrillo y Linares; aunque también se fundaron otros en Almería, Baena, Málaga, Montellano, Osuna, Atarfe, el Puerto de Santa María, etc.) para formar y educar a los niños de clases más desfavorecidas que vivían en zonas rurales y suburbanas de Andalucía, pues para él estos niños eran los que más carencias tenían en formación cultural y religiosa en comparación con los que vivían en las ciudades; y para acoger a los huérfanos de guerra provenientes de otros lugares de España.

Estos centros educativos fueron fundados bajo la dirección de la Compañía de Jesús, aunque con una estructura jurídica civil independiente de la Compañía. Esta estructura se realizó para desligar a la Compañía de la administración de los bienes aportados por diversos bienhechores. Es decir, la Compañía era la encargada de dirigir el funcionamiento de la institución y el encargado de administrar los bienes de la Fundación fue el Patronato. Además, estos centros se caracterizaron de otras instituciones educativas surgidas de congregaciones religiosas en la gran presencia de seglares en tareas educativas y de dirección. Este hecho se debió a la escasez de jesuitas y a las donaciones realizadas por particulares. La Institución concebía la educación del niño desde la infancia hasta la formación profesional, centrándose en este nivel educativo, por lo que los colegios se construían con aulas y talleres adaptados a los jóvenes que terminaban la educación primaria y accedían a la rama profesional para aprender un oficio.

La Compañía de Jesús no volvió a Úbeda hasta 1940, 173 años después de su expulsión, con el fin de retomar la labor educadora. El Padre Villoslada acudió al Ayuntamiento de Úbeda para informarle sobre su proyecto educativo y solicitarle su ayuda para poder fundar un colegio en la ciudad. En 1941, el pleno aprueba la solicitud del padre Villoslada, aunque el colegio se instalará en un local inadecuado (calle Corredera de San Fernando, n.º 7) para el uso pedagógico. Debido a ello, Villoslada solicita al Ayuntamiento la compra del edificio del Condestable Dávalos -situado en la céntrica Plaza Vázquez de Molina y que era utilizado como parador turístico-. Esta solicitud fue aceptada, aunque no se llevó a la práctica. En 1944, el prestigio alcanzado por los Jesuitas en Úbeda en materia de formación y educación cultural es patente y el Ayuntamiento aprueba la ampliación de la escuela y para ello dona a la Institución cien mil pesetas para que pueda adquirir los terrenos de la Zurrupa, el León y Haza del Alférez. Esta cantidad fue insuficiente teniendo que hacer el Ayuntamiento una segunda donación de doscientas treinta y cinco mil pesetas en 1945. Cinco años después se inauguraron las nuevas dependencias (aulas, talleres, internado…) y en 1956 se inauguró la Iglesia de Cristo Rey (también conocida como parroquia de San Juan Bautista).

Como el fin de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia es hacer labor de apostolado en los pueblos y campos andaluces por medio de la enseñanza, y ésta la han de desarrollar los maestros, la Escuela de formación de éstos es necesariamente el eje de la Institución, puesto que de la buena o mala formación de los maestros depende que la Institución logre o fracase en sus fines. Es, por tanto, natural que estos maestros se formen dentro de la Institución para que junto con la formación, brote en ellos el amor a las Escuelas y se identifiquen con ellas. Que el nivel de la Escuela de Magisterio ha de ser más elevado que el de los demás centros de la Institución, es natural, ya que en la Escuela de Magisterio se reúne una selección de chicos destinados a un fin más alto (Archivo SAFA, citado en Bermudo de la Rosa, 1996, p. 55).

La formación de los maestros se convirtió en una necesidad para esta Institución debido a la escasez de docentes, por lo que en 1944 comenzó a funcionar un Seminario de Maestros en el colegio de Villanueva del Arzobispo con 24 alumnos y un plan de estudios propio. La Ley de Educación Primaria de 17 de julio de 1945 permitió la creación de Escuelas del Magisterio de la Iglesia y en 1948 el Seminario se trasladó al colegio de Úbeda acogiendo a 64 alumnos que recibían instrucción en el actual edificio de educación primaria y se alojaban en los recién terminados talleres. En 1949, el obispo de Jaén transformó el Seminario de Maestros en Escuela de Magisterio de la Iglesia con el nombre de Sagrada Familia. El plan de estudios sufrió una modificación en 1959 para adaptarlo al plan oficial. Los estudios tenían una duración de cuatro años y para poder acceder a ellos los alumnos debían de tener aprobado el bachillerato elemental o estudios que se pudiesen convalidar. En 1966 se vuelve a modificar el plan de estudios reduciendo la duración de estos a tres años y en 1967 vuelve a sufrir una reestructuración que afectará al ingreso de los nuevos alumnos, ya que estos debían tener aprobado el bachillerato superior manteniéndose los tres años de duración (dos de escolarización con una prueba de madurez y uno de prácticas). El ingreso de alumnas en este centro se permite en 1968 tras la aprobación del Obispado de Jaén y de la Comisión Episcopal de Enseñanza. Un Decreto promulgado en 1978 estableció que la Escuela de Magisterio pasase a ser Escuela Universitaria del Profesorado de EGB Sagrada Familia y su adscripción a la Universidad de Granada, aunque el convenio no se firmó hasta 1980. En 1993 se fundó la Universidad de Jaén y en ese mismo año la Escuela pasó a estar adscrita a este nuevo centro, firmándose el convenio definitivo en 1995. Los maestros eran formados en una profunda vida espiritual, en conocimientos históricos y científicos, en formación artística, en educación, etcétera, y, además, eran y son sometidos a una continua y permanente actualización y renovación pedagógica, espiritual y de perfeccionamiento.

En la actualidad, las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia de Úbeda ofrecen formación a niños y jóvenes de Úbeda y de otros lugares de España (gracias a la residencia escolar y universitaria) desde la etapa de infantil hasta la formación profesional o universitaria y dispone de una serie de centros, talleres, residencia escolar y universitaria, biblioteca, laboratorio, aulas TIC, zonas deportivas, etcétera, que permiten poner en práctica los principios educativos de esta entidad que aún mantiene el ideal de su fundador de educar a los niños de clases más desfavorecidas.

Referencias bibliográficas

Almagro García, A. (2007). Formando maestros en SAFA: del seminario de maestros a la Escuela Universitaria del Profesorado de E.G.B. adscrita a la Universidad de Granada (1944-1978). Aula de Encuentro, 10, 187-225.

Almagro García, A. (2015). Educación y misión de la Compañía de Jesús en Úbeda. Aula de Encuentro, 17(1), 260-325. Recuperado de: https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/ADE/article/view/2265

Almagro García, A. (2016). Formando maestros en SAFA: La escuela universitaria de magisterio centro adscrito a la universidad de Granada (1978-1993). Direcciones adjuntas y jefaturas de estudios de los profesores Sequeiros Sanroman y García de Leaniz. Aula de Encuentro, 18(1), 274-326. Recuperado de: https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/ADE/article/view/2873

Bermudo de la Rosa, M. (1996). SAFA, medio siglo de educación popular en Andalucía. Historia de las Escuela Profesionales de la Sagrada Familia. 1940-1990. Barcelona/Jaén: Ediciones Octaedro/Universidad de Jaén.

Jara Torres Navarrete, G. (2005). Historia de Úbeda en sus documentos. Tomo III: “Conventos”. Úbeda: Asociación Cultural Ubetense Alfredo Cazabán Laguna.

María Dolores Molina Poveda

Es graduada en Educación Infantil (2015) con un Máster Universitario en Cambio Social y Profesiones Educativas (2016). Actualmente está cursando los estudios de Doctorado en Educación en la Universidad de Málaga. Su tesis doctoral trata sobre la educación vista a través de NO-DO (1943-1981) y sus principales líneas de investigación son el uso crítico de imágenes (fijas y en movimiento) como fuente y como objeto de estudio en Historia de la Educación, centrándose especialmente en cómo mostraba NO-DO las actividades educativas formales y no formales. Asimismo, junto a este medio propagandístico, estudia otras fuentes como publicaciones periódicas de diversa índole que aportan perspectivas distintas al estudio de la historia de la política educativa y de la cultura escolar. Es miembro de la Sociedad Española de Historia de la Educación (SEDHE).